Bailar con el demonio bajo la luz de la luna

Bueno, voy a SER BREVE porque mañana es un dia realmente duro, y llevo danzando desde las cuatro, sí, como suena, porque me levanté una hora antes para dar vueltas como un cafre por el apartamento antes de ir a DE LUXE, al laboratorio, a ver un plano. Por cierto, ya no hablo de las distancias. Imaginense dos horas de viaje y luego al rodaje.

Hoy ha sido un dia espléndido con risas, angustias, agobios y más risas. Sin embargo, tengo dolor de estómago de la tensión de tener que rodar contra reloj. Yo no sé los demás, imagino que también, pero yo tengo un plan que cumplir, para eso me pagan. Eso me hace estar tenso contínuamente. Es dificil imaginarse el tema si no lo vives, es como si tuvieses una comida pantagruélica delante tuyo pero sólo un cuarto de hora para el primer plato, el segundo y el postre. Es difícil no atragantarse. Esa es mi lucha diaria. Intento que no se note, pero la ansiedad está ahí. Es literalmente imposible rodar lo que uno quiere, y no creo que nadie lo haga. El trabajo consiste en rodar lo que es posible, en evaluar las condiciones y establecer prioridades sin volverte loco. Como comenta Seldom en la película, el paso de la idea a la materia es insalvable. Genera una fricción, una erosión que destruye el objetivo, y a veces el cerebro. No hay manera de que ambos términos se superpongan satisfactoriamente. Vivir es equivocarse, y la manera que tiene uno de equivocarse, la manera que tiene uno de caer cuando se tropieza es precisamente saber vivir. Se aprende a caer con estilo. A disfrutar con la caída, a convertirla en deporte. Hoy hemos hecho deporte, y creo que ha sido para bien. Es como bailar mientras silban las balas, mirar al demonio y sonreír. A veces funciona, otras no. A ver mañana.