Surfeando en la preproduccion.

Otra jornada de estas matadoras. Salimos a las siete, y volvemos ahora que son las siete y veinte... doce horas dando vueltas por todas las localizaciones como putas peonzas. Me duelen los pies y la cabeza la tengo como una bolsa de patatas pringles sabor salt and vinegar. Ha dado tiempo para todo, risas, agobios, mosqueos, más risas, más agobios, apalancamiento final, etc. Ahora debería llamar a Elijah para ver qué tal las pruebas de maquillaje y vestuario, pero no me apetece nada, francamente, le llamo mañana, o yo qué sé.

Me levanto mañana a las CUATRO Y MEDIA de la mañana, con dos huevos. A ver a qué hora acabo. Eso sí, he conseguido unos orfidales del tamaño de galletas María Fontaneda. Espero poder dormir. Es curioso, cuando llegas a un nivel de cansancio BRUTAL es imposible dormirse. Veinte o veinticinco tios y tias metidos en bus repasando los planos, las grúas, los extras, los accesos de los eléctricos a la luz, dónde va el generador, dónde metemos los focos... Horas de viaje. La vuelta a Greenwich ya parecía un episodio de Historias para no dormir, que, por cierto, parece que la estrenan hoy. Espero que se haya enterado alguien. Un viernes a la noche, no habrá nadie en casa. En fin.

En Greenwich han venido con nosotros cinco tíos a controlar las medidas de seguridad del rodaje. Hemos tenido que hacer una prueba de los fuegos artificiales, y los muy cafres miraban la piedra a ver si se calentaba con las chispas. Era tan ridiculo que nos han dado permiso. Pero siguen tocando los genitales con pinzas de depilar, en el asunto de colocar cámaras en los tejados. Casi me da un ataque. Luego nos ha salido una gotera. Imaginate a mi lo que me importa una gotera. Bueno, pues parece que el asunto se ha convertido en algo terrorifico porque vuelve a ser un tema de seguridad. ¿Y si se nos cae el techo? A mi me entraba la risa, pero la localización depende de esa estupidez. El ayudante de dirección dice que no puede arriesgar su puesto de trabajo por una gotera. Si nos hubieran visto en Crimen... (Donde prendimos fuego a una planta de un edificio con gente trabajando en el piso de arriba) Entiendo que quieran controlar todo, pero así no se hace cine, se hacen colecciones de cromos. En fin, es lo que hay, y ni ellos ni nosotros tenemos la culpa. Sencillamente la gotera me hundirá la vida y tendremos que recortar el espacio del decorado por la gotera... O irnos a otra parte. Y porque no quiero hablar del incendio del autobús, que esa tambien es grave... Al lado hay una autopista y dicen que la gente puede pensar que se trata de un accidente real y generar un verdadero accidente, algo así como hacer carambola. Flipante. Ah, y la más fuerte: ahora resulta que uno de los pasillos tiene asbestos, y parece que es tóxico. No es que nos crezcan los enanos, como dice la maravillosa Rosa, mi sufridísima Jefa de producción. Es que tenemos autenticos jugadores de baloncesto de enanos. Pero sin acritud, ¿eh? Sólo a nivel informativo. Y todo eso, en un sólo día. Bueno, la verdad es que siempre es así, pero también siempre me sorprende.